Dormir en el Delta del Mekong

En la guía del Sudeste Asiático para mochileros de Lonely Planet recomendaban al viajero quedarse en un homestay en vez de en un hotel para visitar los mercados flotantes del Delta del Mekong. Así se puede apreciar mejor la forma en que viven los vietnamitas del sur, la gente del Delta. Era una de las cosas que me apetecía hacer de este viaje así que lo hablé con mi amiga Lavinia y optamos por quedarnos en la casa de una familia.

Después de la travesía por las distintas islas que menciono en el post anterior (Phoenix, Unicorn, etc.) nos trasladamos a Can Tho con el grupo de dos días en el Mekong. La mayoría se quedaba en hotel pero no eramos las únicas que habíamos elegido homestay: dos parejas de Malasia serían parte de nuestra aventura esa noche.

Cuando llegamos con la mini van a Can Tho, llovía a cántaros. El chófer estaba perdido y daba vueltas de un lado al otro, haciendo giros en medio de la autopista. El grupo empezó a preocuparse y a preguntar. Efectivamente estábamos perdidos. El chófer era nuevo y no sabía cómo llegar a la casa de familia. Después de un rato, el guía decidió que iríamos todos al hotel y que desde allí nos pediría un taxi para los que íbamos a la casa.

El taxista no hablaba inglés así que si no encontraba la dirección que se le había dado, estábamos perdidos. Ninguno de nosotros tenía la dirección. Seguía lloviendo cuando el taxista de repente se para a un costado de la ruta, frente a lo que parece ser un bar de carretera. Un hombre abre la puerta de mi lado del taxi y empieza a hablar en vietnamita con el chófer del taxi, haciendo gestos de negación. Me tocó el hombro para que me apartara para mirar atrás y me asusté. ¿Qué quería? ¿Quién era ese hombre?

Después de hacernos bajar a todos del taxi sin saber muy bien porqué y para qué, se subió él en un lado y dijo «homestay». El hombre parecía osco y daba un poco de miedo en las circunstancias que nos encontrábamos pero «homestay» era la palabra clave. Supusimos que sería el dueño de la casa de familia y que nos venía a buscar. Debíamos confiar. No nos quedaban muchas opciones.

Al cabo de unos minutos que parecieron eternos, entramos en un barrio humilde junto al río. El taxi se frenó en lo que parecía el final de la calle y nos indicó que bajaramos. No había mucha luz y el suelo era barroso y no parecía haber más que un grupo de hombres cenando bajo unos toldos. ¿Dónde estaba nuestra casa de familia? ¿Acaso nos estaban secuestrando? Los malasios también tenían miedo y eso me puso más nerviosa. Pero «confianza» era la palabra clave de esa noche.

Foto borrosa del puente y el río por la noche, Mekong River, Vietnam 2015
Foto borrosa del puente y el río por la noche, la única foto que pude tomar, Mekong River, Vietnam 2015

El señor que había subido oscamente en nuestro taxi, se fue por un puente que cruzaba el río y empezó a descender ante nuestras miradas atónitas. ¿Qué debíamos hacer? ¿Adonde iba el hombre? ¿Se escapa bajo el puente mientras otros vienen a por nosotros para matarnos? Sé que suena fatalista pero la falta de luz y de comunicación aumentaba nuestra preocupación a límites insospechados. En ese momento, el señor saltó a una barca en el río y la acercó al barro que llegaba hasta la calle. Nos indicó que subiéramos. «Confianza, confianza». La palabra resonaba en mi cabeza. ¿Acaso tenía otra opción?

Subimos al bote donde los asientos estaban empapados y los espacios eran tan estrechos que mis rodillas casi tocaban mi cabeza. Se me rajó en pantalón y me golpée los dedos de los pies contra unos fierros. Los locales son tan pequeños que caben donde sea, pero yo tengo constantemente estos problemas en este viaje.

La barca empezó a avanzar por el río, casi a oscuras, con una única luz que estaba en manos del señor que la manejaba para esquivar plantas flotantes y troncos. A nuestro alrededor: casas humildes, gente cenando o bebiendo, palmeras, árboles, vacío, oscuridad. «Miedo, miedo». No, la palabra clave de esa noche debía ser «confianza«. El resto es inútil. Si fuera a pasar algo malo no lo podríamos evitar. «Ya estamos en el baile así que bailemos», pensé. En esos momentos, una iguana que estaba mirando fijamente a mi compañera del asiento de delante, una malasia tan asustada como yo, saltó a su cuello y la utilizó de puente para proseguir su camino hacia el agua.

Tras más de veinte minutos navegando en una barca minúscula donde se me acalambraban los pies y se me enfriaba la espalda por el asiento mojado, y habiendo sobrevivido al miedo de atravesar las marrones aguas del río Mekong en una noche cerrada con a penas un farol, llegamos a la casa de la familia, donde una mano amiga, o mejor dicho, la mano de «mi mama del Mekong» nos tendió la mano para saltar al barro y acceder a su casa. Su hijo estaba ahí y hablaba inglés, nos explicó que el señor que pensábamos que nos mataría era su padre y que la señora que preparó la cena y nos esperaba ansiosa, era su madre, que no hablaban inglés pero que harían lo que sea para que nos sintiéramos cómodos. Y a la mañana siguiente su padre nos llevaría hasta el barco turístico para ver el mercado flotante.

Cena en la casa de familia, Delta Mekong, Vietnam 2015
Cena en la casa de familia, Delta Mekong, Vietnam 2015

Después de ver la cena, nuestras habitaciones dobles al estilo cabañas, el baño limpio, la cocina enorme que me recordó a la de las casas grandes de pueblo en Argentina, y de ver que solo era una humilde familia que nos hospedaba por 4 dolares la noche, solté la risa, y casi el llanto, porque me sentía feliz de poder estar ahí, de compartir tan grato momento con lindos compañeros de viaje con los que volvería a reír varias veces más recordando lo vivido en el río de noche. Y es que de noche las cosas son muy distintas…

Como no tengo ninguna foto de esa noche, les comparto las que hice durante el día pero no vale reírse de mi porque de día todo cambia…

En Barca por el Delta del Mekong, Vietnam, 2015
En Barca por el Delta del Mekong, Vietnam, 2015
Desayunando en el Homestay con los malasios, Delta del Mekong, Vietnam 2015
Desayunando en el Homestay con los malasios, Delta del Mekong, Vietnam 2015
Si miran bien al fondo está el padre de la familia vietnamita, el señor de la barca, Delta del Mekong, Vietnam, 2015
Si miran bien al fondo está el padre de la familia vietnamita, el señor de la barca, Delta del Mekong, Vietnam, 2015

3 comentarios en “Dormir en el Delta del Mekong”

  1. Hola! que pasada!! que bonita aventura.
    somos un matrimonio que nos vamos a vietnam este domingo, empezamos en ho chi minh para llegar al norte y luego irnos hasta bangkok .
    me encantaría saber como contactaste con la familia y si me pudieras facilitar el contacto, ya que nuestra idea es irnos a can tho y una de las posibilidades que barajamos es quedarnos en un homestay. gracias.

    1. Hola Tamara, perdona la demora, estaba en Bahía de Halong en el norte. Supongo que estarán ya en Ho Chi Minh. Disfruten de la ciudad y de la calle que describo en el otro post sobre Ho Chi Minh. Por otro lado, el tema de quedarse en homestay yo pretendía hacerlo por libre pero no supe bien cómo y al final contraté la excursión en el hotel donde me hospedaba. Muchos hoteles te ofrecen excursiones con agencias amigas. La opción que elegí es «Mekong River 2 nights». Incluye visita a las islas del río, dormir en homestay (por 4 $ más que si te quedas en hotel) en Can Tho y visita al mercado flotante al día siguiente. Si en tu hotel no lo ofrecen cualquier agencia de la zona de hosteles de mochileros lo ofrecen. Hay muchas. Saludos. Buen Viaje!

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