Quienes me conocen saben que soy una soñadora y que siempre he apostado por cumplir mis sueños y disfrutar de mi vida. Y no digo que las cosas sean fáciles o rápidas, tampoco imposibles. Creo que la clave está en tener claros nuestros sueños, ponerles fecha de caducidad y empezar a trabajar para conseguirlos.
De adolescentes tenemos muchos sueños y deseos de futuro que cuando somos mayores a veces abandonamos por nuestros miedos, por las cargas sociales o simplemente por prejuicios que nos vamos creando. Sin embargo, somos muchas las personas que estamos siendo conscientes del abandono de nuestros sueños y que nos animamos a rescatarlos del baúl de los recuerdos.
Cómo rescatar los sueños del recuerdo para cumplirlos
Eso fue exactamente lo que me pasó hace unos años, cuando decidí dejar mis miedos atrás y emprender un viaje de dos meses que hacía años tenía en mente. Saqué mis sueños de la valija, les di brillo y me fui a cumplirlos. Desde entonces, no he dejado de conocer a otras personas que como yo deciden dar un giro a su vida en busca de la felicidad.
¿Cómo cumplir los sueños?
Cuando era pequeña soñaba con ser exploradora, recorrer el mundo en busca de culturas nuevas, conocer gente diferente y aprender idiomas raros. De hecho, con menos de diez años mi abuela me regaló un libro sobre Machupichu para que aprendiera desde la lectura. Y por mucho tiempo, los libros y documentales fueron mi forma de viajar mientras seguía soñando. Soñando con viajar y recorrer el mundo entero.
Con el pasar de los años, las cosas parecían complicarse. Si bien estudié periodismo porque creía que era la manera de poder alcanzar mis sueños de recorrer el mundo buscando historias de otras culturas y contarle al mundo sobre ellas, terminé la carrera en años de crisis en España y estuve casi un año sin trabajar.
Aquel año estuve a punto de irme a dar la vuelta al mundo, varias veces, pero siempre había algo que me frenaba: la pareja, los amigos, la falta de dinero y mil excusas más. Hasta que un día conocí el blog de una chica, argentina como yo, que dedicaba su vida a viajar por el mundo y a contarlo. Quizá la conozcan, se llama Aniko Villalba y hoy después de diez años viajando vive en Amsterdam y da talleres de escritura de viajes y otras cositas. Cuando leí su blog, en mi cabeza, volvió a rondar la idea de dejarlo todo y empezar un viaje por Sudamérica, viaje que que quería iniciar por Argentina porque hacía seis años que no volvía al país y tenía muchas ganas de ver a mi familia.
En mi imaginación el viaje por Latinoamérica era el gran sueño de mi vida y lo tenía al alcance de mi mano. Nada me ataba a Madrid porque ya había terminado la carrera y el Máster y me acababa de separar. Así que soñaba despierta. Por fin podría conocer Machupichu en persona y dejar de releer un libro de los años 90’.
El tema es que 2012 no se presentaba un año fácil. No tenía dinero ahorrado. Al separarme, había entregado la casa donde vivía de alquiler y estaba durmiendo en casa de una amiga. Y por si fuera poco, me entró miedo, dejar un trabajo que acaba de conseguir después de casi un año sin trabajar no parecía sensato. Esos miedos me llevaron a consultar hasta una adivina.
Poco a poco todo se fue desbloqueando, y con la venta de los muebles de mi casa, pagué el primer billete que me llevaría a la Argentina, a vivir dos meses en Buenos Aires, a conocer Córdoba y cumplir mi sueño de visitar las Cataratas del Iguazú.
No seguí viaje porque había prometido a mi jefe que volvería a Madrid pero al volver me planteé ahorrar unos 3000€ para volver a irme a la Argentina y continuar hacia el norte. En definitiva, diseñé un plan para cumplir mis sueños.
¿Y si tengo varios sueños que quiero cumplir?
Bueno, es normal. Es lo que suele pasarnos a las personas que somos unas soñadoras, que tenemos múltiples sueños. El problema es que a veces perdemos el foco, no nos centramos ni en uno ni en otro, y acabamos sufriendo en la inacción. O lo que es peor, que elegimos perseguir un sueño y nos lamentamos eternamente de aquel otro que dejamos atrás.
Algo así me pasó en 2012. Deseaba volver a Argentina y hacer mi viaje por Latinoamérica. Sin embargo, tenía viajes planeados por Europa como el viaje a Bristol o a Budapest. No sé si eran sueños pero sí pequeños deseos. Y entre medias, me salió la oportunidad de viajar a Kenia, de pisar por primera vez el continente africano como tanto deseaba, así que postergué mi viaje por Latinoamérica. Postergué un sueño por otro. Y estuvo bien porque así lo deseaba en ese momento.
Al año siguiente, volví a aventurarme a la Argentina durante un mes con la idea de tantear la posibilidad de irme definitivamente a hacer el viaje por Latinoamérica. Para sacarme la duda de cómo se sentiría viajar por el continente sin rumbo fijo organicé con una amiga un viaje por el Noroeste argentino, pasando por Córdoba y otros pueblos. Fue un viaje maravilloso, enriquecedor.
Me gustó volver a tener la mochila al hombro como cuando estuve por Kenia. Me gustó tanto que me dije “vuelvo a Madrid y aviso de mi renuncia al trabajo a final de año, en 2014 inicio mi viaje por Latinoamérica”. Como aficionada a la canción de Calle 13 me dije «quiero cambiar el trabajo, la oficina, por las estrellas y por huertos de harina». Estaba decidido.
Al volver del viaje por el norte, conocí a David y me enamoré perdidamente. Mi vida cambió para siempre.
¿Qué pasa cuando tenemos un sueño y aparece algo inesperado?
Ays cómo es la vida eh! Tienes un sueño, lo conviertes en objetivo, tomas la decisión y plas: algo ocurre que no te esperabas.
Desde el primer día fui clara con David. “Yo vivo en España” le dije, “y estoy pensando en venirme a vivir a la Argentina a final de año durante una temporada antes de iniciar un viaje por Latinoamérica”. La verdad es que no sé cómo no salió corriendo. A lo mejor lo pensó, pero algo dentro le decía que lo nuestro era especial. Solo estuvimos juntos una semana. Y al mes de habernos conocido estaba comprando los pasajes para venir a verme a Madrid.
Cuando le dije que estaba planeando mi viaje por Latinoamérica me dijo que estaba dispuesto a acompañarme si lo esperaba unos meses porque él tenía un trabajo de noviembre a marzo y ahí podría volver a juntar dinero para viajar. Obvio que le dije que sí. Tener un compañero de viaje del que me acababa de enamorar me parecía genial.
Las cosas no sucedieron como yo había soñado. En el camino, mis jefes me ofrecieron trabajar desde la Argentina y desde donde estuviera viajando. Fue su forma de mantenerme en la empresa a la vez que me ayudaban a cumplir mi sueño. También le ofrecieron trabajo a David que ya se había vuelto a Argentina y al que yo estaba extrañando horrores. Le ofrecieron venir a formarse a Madrid, contratado por la sede de Argentina, durante casi tres meses. A final de año podría irse conmigo a la Argentina y trabajar en remoto desde donde nos diera la gana siempre que tuviéramos internet. Parece de película pero no lo es. Es nuestra historia. Es real.
Dijimos que sí y por eso en 2014 terminamos viviendo en Argentina, trabajando desde Mar del Plata principalmente aunque también lo hicimos desde Buenos Aires, Mendoza y Posadas. Ese año viajamos por la provincia de Buenos Aires, por Corrientes, Misiones, Salta, Jujuy, parte de Bolivia, Perú y Brasil. También nos casamos y viajamos a El Calafate y Ushuaia.
Lo curioso es que a pesar de haber estado viajando por Latinoamérica aquel año y de hacerlo con la persona con la que había elegido pasar mis días, hubo momentos en que no era feliz. Lo digo en serio.
Tampoco estaba feliz del todo de haber vuelto a vivir en mi ciudad natal, no encontraba mi hogar y me sentía perdida. Lo pasé mal interiormente y a punto estuve de echar a perder mi relación con David el mismo año en que habíamos decidido casarnos y pasar el resto de nuestras vidas juntos.
¿Qué ayuda a poner en valor el cumplir mis sueños?
Tomar consciencia de la realidad que vivimos y observar lo afortunadas que somos de estar viviendo la vida que decidimos vivir es la clave para poner en valor tus sueños.
En mi caso, fue un curso de coaching que hice en 2014 el que me ayudó a tomar consciencia de esto. Los ejercicios de reflexión e introspección que me planteaba el curso. Mis sesiones de terapia con la psicóloga también. Y por supuesto, las charlas con amigas viajeras. La experiencia de otras mujeres que ya habían pasado por eso de idealizar un viaje o de idealizar el regreso a casa, o de idealizar la vivencia en un país en el que soñaban vivir me ayudó a no sentirme sola. Todo esto me hizo salir del pozo y disfrutar del momento que estaba viviendo, que era maravilloso.
Volví a caer un par de veces más y volví a recurrir a todas esas herramientas. Sobre todo, a mi interior. Las respuestas siempre están en nuestro interior. Solo que a veces no sabemos escucharlas. Por eso es importante que te des esos espacios de meditación y escucha consciente.
Desde aquel entonces, yo no he dejado de viajar ni de conocer a más y más gente que viaja tanto o más que yo. Algunas sin dinero, trabajando de lo que encuentran, otras se toman un año sabático y viven de los ahorros de varios años, otras viven de sus proyectos online sin residencia fija. Hasta he conocido familias enteras que se van con la casa a cuestas (en autocaravana) o con algunas pertenencias esenciales en un par de mochilas. Cada una viviendo el sueño de viajar por el mundo a su manera, con sus propias elecciones.
No hay una única manera de vivir nuestros sueños. A lo mejor algún día recupero la idea de viajar por Latinoamérica desde Argentina hasta el Caribe. O quizá ya no es caminando y es en autocaravana. Tal vez es en coche eléctrico porque el mundo habrá avanzado tanto que ya se puede viajar así y contaminar lo menos posible. Hay tantas opciones como a mí me apetezca. Ahora lo tengo claro. Y decida lo que decida, disfrutaré con la elección porque elegiré con el corazón.
¿Qué puedo hacer si quiero vivir viajando?
Cuando estuve en Kenia hace cuatro años, conocí una chica que trabajaba en Uganda en un proyecto de cooperación internacional y su pareja vivía en Estados Unidos pero gracias a su trabajo como programador, podía viajar a verla a menudo sin dejar de trabajar.
Al poco tiempo, paseando un día por Madrid, un chico de Latinoamérica me dio un folleto de un restaurante y sin saber bien cómo, terminó contándome que salió de su país con veintitrés años y después de trabajar en Miami había decidido venir a España a conocer. Financiaba sus viajes por España trabajando tres días a la semana repartiendo publicidad en aquella esquina y el resto de días, viajaba. Me pareció una idea genial y me dio ánimos para seguir buscando formas de financiar mis viajes. Y seguí viajando a mi manera, con las formas que a mí me gustaban y encajaban en mi vida en ese momento. No hacía falta que fuera una vuelta al mundo en 80 días como Julio Verne.
Volver a soñar después de cierta edad
Volver a soñar cuando ya no tenemos 25 o 20 años no es fácil, hay que luchar contra obstáculos nuevos que no existían cuando éramos adolescentes. Obstáculos o barreras que muchas veces están sólo en nuestra mente. Tengamos 30, 40, 50 o 60 años. Sino que se lo digan a la Abuelita Mochilera que con más de 80 años sigue recorriendo el mundo.
Cuando decidí volver sola a Argentina para cumplir mis sueños, enfrenté ciertos obstáculos y miedos que estaban ahí en mi cabeza pero también en mi entorno. Mi familia y mis amigos también tenían miedos y me los transmitían. Pero a base de intentarlo, de convertir mis sueños en objetivos y acciones concretas, lo conseguí y las cosas salieron bien.
El primer paso para volver a soñar y a trabajar por nuestros sueños es identificar cuáles son esos sueños (el mío era viajar pero el tuyo puede ser pintar o hacer fotos o ser profe de pilates).
El segundo paso, creo yo, es saber cuáles son los obstáculos que nos impiden alcanzarlos, cuáles son esas barreras que nos están frenando (puede ser falta de conocimiento, trabas sociales, situación económica, miedos internos) y cuáles son también nuestras fortalezas.
El tercer paso es, a mi entender, buscar opciones, pensar en alternativas, otras formas de hacerlo quizá más fácil o más acorde a nuestras circunstancias, aprovechar oportunidades, incluso de aquellas situaciones que parecen un problema.
Y por último, lanzarse, iniciar la aventura con un plan concreto enfocado en conseguir nuestro sueño.
Cuando en 2015 y después de haber vuelto de vivir en Argentina y viajar por Latinoamérica, sentí que no estaba haciendo lo que realmente quería de mi vida, dejé mi trabajo y me fui dos meses al Sudeste Asiático.
Aquel viaje me cambió la vida, se convirtió en un viaje hacia mi interior, en un viaje de auto-descubrimiento. Y no fue por los días que practiqué yoga y meditación durante el viaje, fue porque al alejarme de todo lo que significaba mi zona de confort para mí, empecé a entender qué quería para mi vida. De hecho, me di cuenta que ya no deseaba tanto vivir viajando como había pensado, que en ese momento lo que más deseaba en el mundo es volver junto a David que se había convertido en mi hogar, y ser mamá.
¿Tus sueños se parecen a los míos?
A lo mejor estás deseando hacer un cambio de rumbo en tu vida. Puede que te estés planteando dejar tu trabajo para ir a recorrer Latinoamérica o Asia como hice yo, o para encontrar otro que te de más tiempo libre. O a lo mejor te estás planteando dejar tu ciudad de origen y ver qué hay más allá, qué cosas bonitas te esperan al otro lado de la frontera. Puede que estés deseando migrar a otro país o que ya lo has hecho pero no estés viviendo la vida que deseabas. O incluso que estés pensando en volver. Si estás en una de estas situaciones, me alegra que hayas llegado hasta acá porque me gustaría ayudarte.
Desde hace años que tengo un sueño y es ayudar a esas personas que quieren iniciar un viaje y no se animan, que quieren mudarse a otra ciudad o país y las frenan los miedos, y que quieren vivir de lo que las apasiona sea donde sea sin renunciar a sus sueños, a su felicidad y a su tiempo. Porque el tiempo es vida. Y solo tenemos una vida.
Por eso me gustaría pedirte que me dejes ayudarte a cumplir tus sueños para que yo cumpla el mío de ayudar a que cada vez seamos más y más las mujeres que nos animamos a vivir la vida de nuestros sueños.
Si tus sueños se parecen a los míos pero no sabes por dónde empezar, o los miedos te están paralizando a ponerte en marcha, me gustaría ayudarte a conseguirlos.
¿Cómo puedo ayudarte a conseguir la vida que deseas?
Para empezar, quiero regalarte una guía única con los 5 pasos clave para conseguir la vida de tus sueños, sea cual sea tu sueño. Una guía que he creado con mucho amor para compartir con mis clientas de los talleres y del Programa de Coaching Personal Mujeres en Movimiento. Esa guía que te ayudará a dar los primeros pasitos para que tus sueños se hagas realidad.
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Para continuar, quiero comentarte que si eres mujer y estás viviendo fuera de tu lugar de origen o estás deseando hacerlo, vas a encontrar muchas mujeres que están en ese camino. Somos una comunidad de Mujeres en Movimiento y nos reunimos virtualmente en el grupo de Facebook que te comparto haciendo clic acá.
Si ya estás decidida a vivir la vida de tus sueños y te gustaría que te acompañe en tu proceso de cambio para definir tu sueño como una meta y ponerte en marcha para conseguirla, descubre más en mi web de coaching y desarrollo personal para Mujeres en Movimiento y no dudes en contactarme.
¿Y ustedes qué piensan?
¿Se pueden recuperar los sueños del baúl de los recuerdos?
Me gustaría leer sus opiniones en los comentarios.
Hermoso post y qué lindo encontrarte!
Mi nombre es Samantha, y me encanta viajar (si bien no pude hacer muchos viajes hasta el momento). Soy muy fan de Paris, viaje varias veces a Europa y me enamoré.
Soy de Buenos Aires, Argentina y tengo una beba de 1 año, con la que sueño empezar a viajar (y con mi pareja también, por supuesto)
Tengo un blog donde escribía mis relatos de una forma muy particular, y ahora estoy empezando a volver de a poco.
Espero que puedas pasarte a chusmiar!
Te mando un beso grande, hermoso blog!!
Samy
bonjoursamy.blogspot.com
Hola Samantha! ¿Cómo estás? Gracias por escribirme. ¡Qué linda París! Y qué linda Buenos Aires también 🙂
¡Felicitaciones por esa beba! Qué lindo que quieras viajar con ella. A mí me encanta viajar con Luca, que en marzo hará los 2 añitos. Es muy diferente viajar con ellos. A mí en particular me cambió la forma de viajar, como más pausada y más consciente.
Ahí chusmeé un poquito tu blog, tu último post. ¿Tu hija se llama Sienna? ¡Me encanta! Una de mis ciudades favoritas en el mundo, al igual que un pueblito llamado Lucca, que está muy cerca, aunque a nuestro pequeño le pusimos solo Luca.
Te mando un abrazo. Te sigo por redes.