Desde que empecé este blog tengo pendiente escribir sobre todos aquellos viajes que hice por España cuando aún no había empezado a estudiar Periodismo pero tenía claro que viajar era mi mayor pasión. También me gustaría escribir sobre el primer lugar que conocí de España al convertirse en mi nuevo hogar desde que emigramos de Argentina: Mallorca. Y sobre el segundo: Madrid, que luego sería mi hogar por diez años con interrupciones temporales. Y sobre el tercero, Barcelona, ciudad que repito una y otra vez. ¿Y por qué no escribir sobre la primera vez que viajé fuera de España?
Seguramente termine el año 2015 y no haya escrito sobre todos los viajes cortos y largos que hice en estos años. Sin embargo, hoy me gustaría hacer un resumen sobre mi ruta viajera desde que llegué a España en el año 2004, a modo biográfico, casi por poner en orden mi cabeza y reflexionar sobre los sitios donde estuve. Advertencia: este post puede ser muy largo pero me apetecía escribirlo y ahí va.
A principios de 2004, en Mar del Plata (Argentina) empacaba mis cosas y metía mi vida en una maleta, para venirme junto a mi familia a vivir a España. Ese fue mi primer viaje en avión y la primera vez que salí de Argentina, el país donde nací. Ese año no hubo muchos viajes, cumplí los 18 años y quería empezar la Universidad. Solo fui a un lugar distinto al que vivía: Madrid. Fui a visitar a mi hermano y terminé enamorada de la ciudad.
En 2005, estuve en Barcelona y me mudé finalmente a Madrid. Conocí por aquella época Salamanca, Toledo y Segovia a las que volvería una y mil veces en los siguientes diez años. Y en enero de 2006 me fui de visita a Argentina después de dos años de haberme despedido de ella. Conocí un poco más de Buenos Aires y me volví a enamorar de otra ciudad (¿acaso Madrid y Buenos Aires no son almas gemelas?).
No recuerdo si fue en 2006 o 2007 que viajé a Lisboa, la primera ciudad europea que visité fuera de España. Fue un viaje corto de cuatro días que no hizo más que avivar mi instinto viajero. Y así fue como en 2008, volví a salir de España para ir a Italia, en concreto a Roma y Florencia. Dos ciudades con historia, dos ciudades que me cautivaron y que me hicieron sentir que estaba dentro de una película de otra época, de la Europa de los libros.
Catedral de Florencia, Italia, Marzo 2008 – viajarcaminando.org
Había vendido rifas y quesos en la puerta de la Iglesia para poder cumplir de a poco el sueño de viajar por Europa y al ver Roma me di cuenta que ese sueño era posible aunque tuviera poco dinero. Así que a los pocos meses, volví a unirme al mismo grupo de amigas, a juntar dinero con las rifas, quesos y magdalenas. También me dieron la oportunidad de una media beca para grabar el viaje que hicimos por instituciones europeas y así fue como conocí ese mismo año, 2008, Estrasburgo en Francia, y Lovaina, Brujas y Bruselas en Bélgica.
En aquella época viajaba en bus así que me pasaba horas mirando la ruta, admirando el paisaje y los pueblos por los que pasábamos. Me di cuenta de la magnitud de las distancias. Me di cuenta que mi ruta viajera no había hecho más que comenzar y que el sueño de viajar por todo el mundo era posible. Solo era cuestión de buscarse la vida, de ir encontrando financiación. Y solicité más becas y participé en concursos. No tuve grandes éxitos pero sí me otorgaron una beca más en 2008 que me permitió viajar a Malta y escribir a raíz de ese viaje mi primer artículo en viajerosanonimos.com/Malta
Mi sueño viajero no hacía más que crecer pero a la vez que viajaba también estaba estudiando la carrera de Periodismo, así que en 2009 las cosas se complicaron un poco a nivel de dinero. No salí al exterior pero viajé por España: Sevilla, Cádiz, Zaragoza y más. Visité paisajes de ensueño en el Valle de Ordesa y Monte Perdido en Huesca y también allí descubrí que en España hay muchos pueblos abandonados.
Mi ruta viajera se había quedado en España por un año pero en 2010 volvió a salir: un viaje a Londres de cuatro días me hizo pisar Inglaterra por primera vez. Pero el plato fuerte vino unos meses después cuando recorrí en coche, durmiendo en tienda de campaña, la costa oeste de Francia, Vannes, Nantes, la Isla de Rochelle, Calais, y volví a Bélgica y a una de mis ciudades favoritas, Brujas, y conocí Gante para darme cuenta que me gustaba igual o más que Brujas. Y llegó Amsterdam y me volví a enamorar de una ciudad, distinta a Madrid, diferente a Buenos Aires, pero con una magia especial que me envolvió desde el primer encuentro y que me hace desearla por momentos después de años. Ese fue un largo viaje en el que conocí también Suiza: Berna, Ginebra y Zurich, donde me topé con un festival inmenso que invadía la ciudad. Estuve un par de días en la capital de Luxemburgo y volví a Francia para re-encontrarme con Estrasburgo y para conocer por fin el puente de Avignon de las canciones que cantaba de pequeña.
Parecía que en 2010 ya no había cabida a otro gran viaje después de haber recorrido media Europa. Sin embargo, pocos meses después, me seleccionaron de un proyecto de la ONG Oxfam en el que yo participaba aportando ideas. Se llamaba Dale la vuelta al mundo. Cuando me llamaron no podía creerlo: había sido seleccionada para ir a la India como voluntaria de un evento internacional donde 300 jóvenes de todo el mundo pondrían en común sus ideas sobre proyectos para hacer de este mundo un lugar mejor. Fue sin duda una de las experiencias más fascinantes de mi vida. Solo conocí Nueva Delhi y algunos puntos de alrededor pero la felicidad que me dio ese viaje quedó para siempre grabada en mi memoria.
En 2011 conocí Santander y Burgos en España, Berlín en Alemania y Dublín en Irlanda. Berlín me impresionó por su historia, los pedazos del viejo muro en rincones de la ciudad, por los lugares destruidos, los edificios soviéticos y el ambiente alternativo. Dublín, por sus parques, sus callecitas, sus casas bajas y sus bares entrañables. Este año terminé de estudiar el Master que hice después de la carrera y mi vida dio un vuelvo en lo personal.
En 2012 decidí que quería dejarlo todo para viajar y que empezaría por mi ciudad natal: Mar del Plata, en Argentina. Vendí los muebles, regalé ropa y armé dos maletas. Al principio me iba a ir por tiempo indefinido pero no tenía más dinero que para el pasaje de avión así que acepté un ofrecimiento de mi empresa de trabajar desde Buenos Aires durante dos meses. Así podría ahorrar más dinero para mi viaje por el mundo y de paso vivir en Buenos Aires, ciudad que me había enamorado seis años atrás y a la que no veía desde entonces. Fueron dos meses maravillosos en los que no solo me encontré con mi yo argentina sino que también pude visitar familiares, volver a mi Mar del Plata querida, conocer la provincia de Córdoba y cumplir uno de mis grandes sueños: conocer las Cataratas del Iguazú en la provincia de Misiones. Y la sensación que tuve al estar frente a ellas fue algo similar a lo que me ocurrió cuando a los dos años llegué a las ruinas de Machupichu y la vi, hermosa frente a mi. Distinto paisaje, la misma emoción: la de un sueño cumplido.
Al volver a Madrid, me di cuenta que si quería recorrer Sudamérica y continuar mi viaje por el mundo, necesitaba más dinero así que seguí trabajando y ahorrando pero interrumpí mi ahorro para irme de voluntariado a Kenia en noviembre de 2012. Era una deuda pendiente con África, después de haberla estudiado como continente durante un año; y era una deuda con mi yo interior que quería hacer algo especial por este mundo.
Así fue como en 2013 volví a tomar la decisión de irme a Sudamérica, de empezar por ahí mi viaje por el mundo. Empecé a ahorrar y lo comuniqué en mi empresa (a final de año, en diciembre, dejaría de trabajar para irme a la Argentina y de ahí empezar mi viaje por el norte para pasar a Bolivia) pero en el interín hubo otro otro viaje: Miami, Estados Unidos, adonde fui por diez días de trabajo y me amigué con la idea que tenía últimamente de USA. Y luego otro viaje, también pagado por la empresa: Buenos Aires. Aproveché mi estadía en Buenos Aires de un mes para irme al norte de Argentina, a Salta y Jujuy, de mochilera con una amiga y así iría tanteando cómo sería mi viaje por el mundo…Y sin querer, ya lo había comenzado: estaba recorriendo el mundo, pasito a pasito, viaje tras viaje. Y cuando empezaba a tomar consciencia de esta idea, en un viaje de cinco días a mi ciudad natal, conocí a David, y esta vez me enamoré de una persona y no de una ciudad. Tras compartir una semana con él sabía que en este viaje por el mundo que ya había comenzado, ahora tenía un compañero, de viaje y de vida. Y qué bonito es el viaje compartido.
En 2013, David y yo recorrimos parte de Francia, Italia y España. Y en 2014 hicimos juntos mil viajes por Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, España y Portugal. Y en 2015 conocimos Marruecos y seguimos recorriendo España y Portugal. Viajes que relato en mi blog viajarcaminando.org y que van armando las piezas de este rompecabezas que es la ruta de mi viaje por el mundo y que no ha hecho más que comenzar.
Próximo destino: Sudeste asiático.
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