Pan de Azúcar, Rio de Janeiro, Brasil 2014

Viaje a Brasil Parte II: Rio de Janeiro e Ilha Grande

El viaje a Brasil empezó con una noche en Sao Paulo, un par de días en Salvador de Bahía y otros dos en Morro de Sao Paulo, historia que cuento en el anterior post. Esta es una continuación de ese artículo: de Salvador de Bahía volamos a Rio, la «ciudad maravillosa».

@rominitaviajera en Playa Vermelha, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
@rominitaviajera en Playa Vermelha, Rio de Janeiro, Brasil, 2014

En Rio de Janeiro fuimos ocho: el grupo de Salvador y Morro más mi primo del alma que llegó el mismo día que nosotros a la ciudad, directo desde Buenos Aires. Siguiendo las recomendaciones de nuestra amiga brasilera, habíamos reservado un apartamento en el barrio de Ipanema. Estábamos a dos cuadras de la playa, tanto de Ipanema como de Copacabana. No teníamos vistas maravillosas porque no estábamos en la parte alta de la ciudad pero la verdad es que no nos hicieron falta porque no pasamos mucho tiempo en nuestro alojamiento. Nos dedicamos a recorrer la zona, a visitar el Pan de Azúcar, el Cristo, los barrios del centro y las playas emblemáticas de la ciudad.

Playa de Ipanema, Rio de Janeiro
Playa de Ipanema, Rio de Janeiro | rominitaviajera.com

Tras acomodarnos en el apartamento de Marcelo, un brasilero muy simpático que nos recomendó lugares donde comer y tomar algo, nos fuimos a inspeccionar el barrio y a descubrir por qué las playas de Ipanema son tan famosas. Paseamos un rato por la orilla mojando los pies en el mar carioca, admirando el paisaje a un lado y al otro. Y así fue como llegamos a la «Pedra do Arpoador», que si bien no permite el acceso a las playas de Copacabana, está justo entre éstas y el fin de las playas de Ipanema, y es uno de los lugares más pintorescos de Rio. Fue en la piedra de la playa del Aropador donde disfrutamos del mejor atardecer del viaje a Brasil.

Atardecer en la Piedra del Arpoador, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
Atardecer en la Piedra del Arpoador, Rio de Janeiro, Brasil, 2014

Después nos fuimos a cenar al barrio de Lapa, el barrio «bohemio» de Rio, el de los bares de tapeo, el de los restaurantes de pizzas, terrazas de mojitos y de música carioca, el barrio de los jóvenes. Algunos dicen que es el «Montmartre carioca», comparándolo con el barrio bohemio de París. Aquí se puede apreciar también el Arco de Lapa. Nosotros tomamos unos tragos en un bar frente a este acueducto y después por la calle principal de los bares. Tras observar la variedad en la oferta gastronómica, optamos por pizza casera.

Al día siguiente temprano en la mañana, subimos en dos taxis al cerro del Corcovado atravesando el verde Parque Nacional de Tijuca. Habíamos pensado ir en tren pero creo que esos días había un inconveniente porque a último momento cambiamos de opción y subimos en coche. Una vez arriba del cerro, nos encontramos con el Cristo Redentor, el famoso Cristo de Corcovado de Rio de Janeiro, una estatua de Jesús, de casi 40 metros de alto, declarada una de las siete maravillas del mundo moderno.
Vistas de Rio de Janeiro desde el Cristo de Corcovado, Brasil, 2014
Vistas de Rio de Janeiro desde el Cristo de Corcovado, Brasil, 2014

La verdad es que la estatua en sí no me impresionó mucho pero las vistas desde el Cristo son geniales. El sol encandila un poco pero se puede apreciar la inmensidad de la ciudad de Río y la belleza de sus paisajes.

Cristo de Corcovado, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
Cristo de Corcovado, Rio de Janeiro, Brasil, 2014

Por la tarde fuimos al Barrio de Santa Teresa, en busca de la «Escadaria de Santa Teresa» o escalera de Selaron, adornada con cerámicos de colores por el artista chileno Jorge Selarón. Es una obra de arte en la calle y merece la pena visitarla y pasar un rato escuchando la música de guitarreos y tambores que se arma de manera espontánea. Sin embargo, es difícil de encontrar si el taxista no conoce el lugar o si no se tienen mapas con detalles de las calles. Está un poco escondida y si bien la cima de la escalera está en el barrio de Santa Teresa, junto al Convento del mismo nombre, la realidad es que la base de la escalera está en el Barrio de Lapa donde habíamos estado la noche anterior.

Escalera de Selarón, Rio de Janeiro, Brasil 2014
Escalera de Selarón, Rio de Janeiro, Brasil 2014

Teníamos planes de ir a ver un partido en el Maracaná esa noche así que nos fuimos caminando hasta el Arco de Lapa y nos tomamos un bus hacia la zona del estadio de fútbol más grande de Brasil. Al principio no me hacía ilusión ir a ver un partido de fútbol pero cuando la hinchada del Botafogo llenó la tribuna y los jugadores entraron a la cancha me di cuenta de lo que estaba viviendo. En menos de tres meses empezaría el Mundial de Fútbol 2014 y el Maracaná sería uno de los estadios más importantes del evento. Pero no fue eso lo que más me atrajo sino la pasión con la que la hinchada cantaba mientras disfrutaba del fútbol carioca. Fue una noche inolvidable, incluso para mí que no soy futbolera. De alguna manera sentí que estaba viviendo de cerca la cultura brasilera.

Estadio Maracaná, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
Estadio Maracaná, Rio de Janeiro, Brasil, 2014

Al tercer día en Rio, subimos en teleférico al Pan de Azúcar, un morro de piedra situado a casi 400 metros sobre el mar. El teleférico de cristal artesonado, llamado «bondinho del Pan de Azúcar» tiene capacidad para 75 pasajeros y sale cada cinco minutos para hacer la ruta entre los morros de Babilonia y Urca, que tiene unos 1400 metros de largo.

Pan de Azúcar, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
Pan de Azúcar, Rio de Janeiro, Brasil, 2014

Las vistas desde el Pan de Azúcar son hermosas y la recompensa al viaje es aún más bonita. Desde un cerro intermedio entre la Bahía y el morro más alto se puede apreciar el Pan de azúcar antes de hacer el siguiente tramo. El entorno húmedo y la vegetación selvática te hacen sentir que estás en otro lugar muy diferente a la ciudad que dejas abajo en la ciudad de Rio. Pero esto también es Rio.

Vistas desde el Pan de Azúcar, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
Vistas desde el Pan de Azúcar, Rio de Janeiro, Brasil, 2014

Al bajar nos quedamos en la playa roja de la bahía a pasar la tarde y disfrutamos a las mejores vistas del Pan de Azúcar que por momentos desaparecía entre nubes. Aunque el agua estaba algo fría aprovechamos para darnos un baño y jugar con las olas como si fuéramos unos adolescentes. Pasamos una linda tarde.

Playa Vermelha, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
Playa Vermelha, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
Al cuarto día en Rio fuimos de excursión a Ilha Grande, embarcando en Angra dos Reis en un barco tipo pirata, con muchos turistas con ganas de fiesta. Pasamos por islas preciosas, algunas pequeñas sin habitar, otras medianas con un par de alojamientos o una casa familiar y otras algo más grandes. Todas islas paradisíacas, con playas de arenas blancas y aguas cristalinas. Recorrimos una de esas pequeñas islas, nos bañamos en sus aguas cristalinas y disfrutamos del sol hasta que nos llamaron para subir al barco. Era una isla en la que me hubiera quedado a vivir un tiempo con un cuaderno y una lapicera para escribir y quizás algún libro para leer.
Islas de camino a Ilha Grande, Brasil, 2014
Islas de camino a Ilha Grande, Brasil, 2014
La siguiente parada de nuestro particular barco fue la Laguna azul donde pudimos bucear, y ver hermosos corales y peces de colores. Por un momento deseé que todas las personas desaparecieran y disfrutar de ese paraíso en silencio contemplando la naturaleza en su máximo esplendor. Pero era un tour y ya estábamos en el baile así que bailamos. Volvimos al barco y zarpamos rumbo a nuestra última parada en Ilha Grande: Praia do Japariz.
La playa de Japariz es otro paraíso en la tierra. Desembarcamos para almorzar. Comimos frijoles, ensalada y pescado, con los pies en la arena, muy relajados. Y después nos fuimos a explorar los alrededores de esa playa paradisíaca. Nos encontramos con barcos encallados en la arena, árboles caídos, mosquitos, telarañas gigantes, una casa con aspecto de abandonada, habitantes locales, más mosquitos, y mucha humedad.
Praia do Japariz, Ilha Grande, Brasil, 2014
Praia do Japariz, Ilha Grande, Brasil, 2014
Al regreso hacia Angra dos Reis pasamos por unas islas cercadas, alambradas, y una de ellas tenía un cartel que anunciaba que estaba en venta. Curiosa propiedad a la venta: una pequeña isla paradisíaca. Me pregunto quién será su futuro dueño.
Nuestro último día de vacaciones lo pasamos descansando en la playa de Ipanema, disfrutando de las comodidades del Balneario de Jota, bebiendo mojitos y tés fríos con golosinas típicas de la venta ambulante. Y así dimos por concluido nuestro viaje a Brasil.
Playa de Ipanema, Rio de Janeiro, Brasil, 2014
Playa de Ipanema, Rio de Janeiro, Brasil, 2014

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