La excursión de tres días por el suroeste boliviano estaba resultando toda una aventura desde que salimos de Uyuni o incluso antes. Habíamos estado en el corazón del Salar del Uyuni, habíamos pinchado rueda en medio del desierto y habíamos dormido en un Hotel de sal, pero todavía quedaban aventuras por vivir.
Era día de visita al volcán Ollagüe; a las lagunas, la Hedionda, la Verde y la Colorada; y al Árbol de piedra, que no es más que un montón de piedras apiladas naturalmente en forma de árbol pero son muy lindas. Todos los paisajes merecen la pena, pero por sobre todas las cosas, lo que más merece la pena en este lugar tan alejado del mundo conocido, es el camino: andar por el desierto es una experiencia inolvidable.
Por cierto, la Laguna Colorada se llama así porque los minerales que contiene le dan un tono rojizo a la superficie de sus aguas. Eso sí, en invierno sus aguas están algo congeladas y el color no es tan notable.
El entorno de la Laguna Colorada es un lugar para la cría de los flamencos andinos, a los cuales pudimos contemplar de cerca y de lejos, incluso los vimos planear atravesando la laguna de par en par. Es un paisaje impresionante. Se respira mucha paz, sobre todo hasta que llegaron el resto de camionetas 4×4 con sus turistas ruidosos que invadieron la zona de los flamencos molestándolos, a pesar de las advertencias de los guías locales. Algún que otro mochilero se pasó del límite recomendado y se embarró hasta las rodillas. Nosotros nos dedicamos a contemplar el paisaje y a seguir pensando. Tal vez este viaje es un viaje de observar y reflexionar…
Por otro lado, la Laguna Hedionda se llama así por su olor apestoso, aclaro por si alguien tenía dudas. El olor asqueroso que se mete en la nariz ni bien descendemos de la 4×4, se debe a una mezcla de minerales entre los que destaca el azufre si mal no recuerdo. El color del agua es hermoso pero el olor es insoportable. Sin embargo, al rato una se acostumbra y puede comer tranquilamente a un costado de la laguna sin problemas.
En la zona de la Laguna Hedionda, en el medio del desierto boliviano, hay un restaurante para quien no lleve comida como nosotros y también una zona de Wifi que se puede disfrutar previo pago de unos cuántos bolivianos (20 si no me equivoco). Ir al baño cuesta 6 bolivianos, lo cual es más caro que en el resto del Salar del Uyuni (y creo que el precio más caro en toda Bolivia) pero está justificado por estar en medio de la nada. Eso sí, si se te ocurre volver a ir al baño quince minutos después, tienes que volver a pagar o apelar a la mala memoria y la hospitalidad de la señora que limpia.
La última laguna que visitamos en nuestra aventura por el sur de Bolivia, fue la Laguna Verde que también estaba congelada pero no por eso menos preciosa.
Antes de dirigirnos a nuestro segundo alojamiento en aquella aventura por el Salar del Uyuni, pasamos por el Árbol de piedra, que describí anteriormente. Unas rocas erosionadas en medio del desierto boliviano, que forman una especie de árbol.
¿Y adivinen qué? Volvimos a pinchar una rueda y lo peor de todo es que ahora no contamos con la rueda de auxilio porque la utilizamos el día anterior. Así que tuvimos que esperar más de una hora a que viniera un amigo del chofer de nuestra camioneta y nos prestara su rueda para poder salir del valle rocoso. Mientras tanto, nosotros aprovechamos a hacernos fotos y a caminar a ritmo lento, pausado, tal como obliga el efecto que provoca el altiplano andino.
Hacía algo de frío pero no mucho, gracias al sol que ese día estaba radiante. Mi compañera de viaje Marion y yo nos fuimos a buscar un baño en este valle desolado y curiosamente, señores, había uno. Sí, un baño para mujeres y otro para hombres, muy pequeños, en medio de la arena, en medio del desierto. Y volvimos a sentarnos cerca del Árbol de piedra, a hablar sobre su viaje por Latinoamérica, sus planes más próximos, los países que recorrería, su posible visita a nuestra ciudad y un sin fin de historias que luego cambiarían por completo la vida de nuestra nueva amiga francesa que andaba viajando por ahí.
Antes de que la noche se nos cayera encima, pudimos subirnos a la camioneta, con su nueva rueda colocada, y dirigirnos a toda prisa por el desierto hacia nuestro alojamiento de esa noche…
¿Quieren saber más sobre las aventuras que vivimos recorriendo el suroeste boliviano en el invierno de 2014? No se pierdan el siguiente artículo en la serie de Mi propio viaje por Latinoamérica.
2 comentarios en “Viaje por Bolivia: Laguna Colorada, desierto, Árbol de Piedra y más”
Hola Romina! En diciembre empiezo mi viaje por América y arranco por Bolivia. Pese al olor horrible por culpa de todos esos minerales que contás, leer la entrada me despertó más ganas de las que ya tengo de conocer la Laguna Colorada (más si después de un rato te acostumbrás al mal olor, jaja).
Buenas rutas y un fuerte abrazo!
Hola Marina! Me encanta tu blog y tu decisión de empezar ese viaje por Sudamérica. Como te conté en otro comentario en tu blog, yo también lo elegí para empezar mi propio viaje por el mundo cuando tenía unos 26 años (hace 3 años)…aunque ya sabes que la vida me sorprendió con el amor en medio del viaje así que hice algunos cambios en mis planes viajeros…
Sobre las lagunas, en realidad la Laguna Colorada no huele mal, es la Hedionda la que huele mal. La Colorada y la Verde no. Como vas a estar por la zona aprox. en enero no vas a sufrir los fríos que sufrimos nosotros en agosto así que genial porque vas a verlas en todo su esplendor de colores. Nosotros las vimos algo congeladas aunque eso no evitó que nos maravillaran.
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Hola Romina! En diciembre empiezo mi viaje por América y arranco por Bolivia. Pese al olor horrible por culpa de todos esos minerales que contás, leer la entrada me despertó más ganas de las que ya tengo de conocer la Laguna Colorada (más si después de un rato te acostumbrás al mal olor, jaja).
Buenas rutas y un fuerte abrazo!
Hola Marina! Me encanta tu blog y tu decisión de empezar ese viaje por Sudamérica. Como te conté en otro comentario en tu blog, yo también lo elegí para empezar mi propio viaje por el mundo cuando tenía unos 26 años (hace 3 años)…aunque ya sabes que la vida me sorprendió con el amor en medio del viaje así que hice algunos cambios en mis planes viajeros…
Sobre las lagunas, en realidad la Laguna Colorada no huele mal, es la Hedionda la que huele mal. La Colorada y la Verde no. Como vas a estar por la zona aprox. en enero no vas a sufrir los fríos que sufrimos nosotros en agosto así que genial porque vas a verlas en todo su esplendor de colores. Nosotros las vimos algo congeladas aunque eso no evitó que nos maravillaran.
¡Buen viaje y disfruta de cada momento!