La mayoría de los viajeros va a Siem Reap para visitar el impresionante parque arqueológico de Angkor donde están los templos de Angkor Wat, la ciudad antigua de Angkor Thom, el Bayon y todos los templos que mencioné en el artículo Primeros días en Asia: los templos de Angkor. Sin embargo, Siem Reap también tiene algo que ofrecer al viajero y ayer lo descubrí paseando por la ciudad. Te lo cuento para que camines conmigo por estos pagos.
Después de un buen baño en la piscina del hostel y de una siesta divina, me calcé las zapatillas y me aventuré por la ciudad. Faltaba una hora para que oscureciera así que tenía que el paseo por el río y la visita a los templos en ese tiempo porque una vez que cayera el sol solo me animaría a estar en el centro de la ciudad, toda iluminada por carteles llamativos.
Al salir del hostel, los chóferes de tuk-tuk que me vieron empezaron a ofrecerme un viaje «tuk-tuk, lady, tuk-tuk». «No, gracias» repetía yo una y otra vez. Caminé un poco más por calles de tierra hasta llegar a la asfaltada donde había negocios de ropa, electrodomésticos, talleres mecánicos, obras en construcción y miles de motos y tuk-tuk. Me seguían ofreciendo viaje pero estaba a cinco minutos de mi primer punto de visita y quería ir caminando. Viajar caminando, ese es mi lema. Así conozco más el lugar.
Primera parada: Wat Bo
Llegué al Wat Bo con un poco de miedo porque me crucé con muchos perros y a pesar de todo aún tengo un poco de miedo a los perros sueltos, pero los callejeros no fallan, suelen ser los más buenos. También tenía un poco de miedo porque todo el mundo me miraba pero es normal cuando atraviesas un barrio de camboyanos trabajando con tus pintas de extranjera total. Así que me relajé y me dejé llevar.
El Wat Bo es la Pagoda (un lugar de rezo y congregaciones religiosas, como una Iglesia) más antigua de Siem Reap. Cerca de allí, en otro edificio religioso, un monje estaba explicando algo que fui incapaz de averiguar. Afuera, los zapatos y zapatillas de los asistentes esperaban ansiosos. A un costado, un monje con su túnica naranja conversaba amablemente con un viandante. Mientras tanto, tres niños jugaban en el patio y me decían «Hello, hello». Los saludé y me adentré hacia lo que supuse era la parte de atrás del Wat Bo. ahí me encontré con algo que no conocía: las estupas. Al parecer son construcciones budistas en forma de cono muy comunes en Asia (luego las veía a cada rato).
De ahí me fui caminando hasta el y Wat Damnak y Centro de estudios Khmer que además de un templo, tiene estupas, pagoda, parque y aulas de estudio. Todo el rato que paseé por allí me acompañó una voz jemer, un rezo, que salía de unos altavoces en altura escondidos detrás de las estupas. Me sentí trasladada en el tiempo entre los sonidos de oración y los monjes de túnica naranja que me crucé (no hice fotos porque no quería molestarlos).
Cruzando el río, hice una parada para volver a comprar un pantalón de tela finita, que me encantan. La razón es que el pantalón que compré ayer no me entra. Esto fue en lo que llaman el viejo mercado de Siem Reap. Hice alguna comprita más, desatendiendo a los que me recomendaron de que no compre hasta el final de mi viaje. Eso sí, compré con regateo.
De ahí me paseé por el Wat Preah Promrath donde la gente estaba terminando de comer al fresco o mejor dicho, al aire libre, calentitos por los últimos rayos de sol de esta ciudad donde nunca parece hacer frío.
Cayó la noche cuando ya había llegado a la famosa calle Pub’ street. Tal como su nombre indica, es la calle donde se encuentran la mayor parte de los pubs, llenos de locales y turistas, disfrutando de la «Happy hour», de la compañía de otros turistas y de comidas de todo el mundo.
En La Pub street me puse ayer a escribir el primer artículo de este viaje mientras me tomaba una cerveza bien fresquita por medio dolar. Me tomé otra en compañía de una viajera que conocí en los templos el día anterior y después cené en un mexicano con una pareja de españoles que conocí temprano. Con ellos cerraría la noche haciéndome masajes en un local cutre del centro por solo 5 dolares, pero de eso no tengo fotos.
A nosotros también nos encanta andar. Nos hemos recorrido media Bangkok caminando. Como tú dices es así como descubres lugares que de otra manera pasarían desapercibidos. Visitaremos Siem Reap en los próximos meses. Tu nos abriste el camino. Gracias por compartir. Saludos viajeros desde la calurosa Bangkok.
A nosotros también nos encanta andar. Nos hemos recorrido media Bangkok caminando. Como tú dices es así como descubres lugares que de otra manera pasarían desapercibidos. Visitaremos Siem Reap en los próximos meses. Tu nos abriste el camino. Seguiremos tus pasos. Gracias por compartir. Saludos viajeros desde la calurosa Bangkok.
¡Me alegra mucho oír eso! Ojalá que Siem Reap les guste tanto como a mí. Y Angkor Wat…¡Qué decir! Es impresionante. Aún no sé cómo no estuvo antes en mi super lista de deseos viajeros, esa que soñé hace más de diez años.
Me hace feliz haberos abierto el camino. Un abrazo viajero desde la fría Madrid 🙂