Si estás planificando un viaje a esta zona tan bonita del sur de España, seguramente te estarás preguntando qué ver en Málaga y que actividades puedes hacer por la zona. En nuestro caso, queríamos conocer sus pueblos blancos, escondidos entre las sierras y las nubes, sus pueblos costeros llenos de magia y color y sus obras maestras de siglos pasados. Visitar Málaga en 4 días fue una experiencia inolvidable y aún nos quedamos con ganas de más.
En cuanto llegamos a Málaga, nos dejamos contagiar de la alegría de los lugareños, de la paz de los alrededores de Mijas, y nos llenamos del aire fresco del mar de las Calas de Mijas. El entorno de nuestro alojamiento resultó mágico, justo lo que estábamos buscando: un remanso de paz y buenas vistas.
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Mijas, donde nos alojamos
Elegimos Mijas como dormitorio porque de allí podríamos ir hacia los pueblos que están para el lado del Parque Natural Sierra de las Nieves y el de Sierra de Grazalema; y para los que están hacia el este de Málaga capital, cerca del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama.
Mijas pueblo es un conjunto de casitas blancas con mucho encanto, una plaza principal con buen ambiente, una zona comercial donde se pueden comprar artesanías, marroquinería, helados y chocolates, y rincones con mucho encanto.
Marbella, una sorpresa
Estábamos cerca de Marbella así que aprovechamos a visitarla aunque yo la verdad es que no me esperaba que fuera tan bonita. Supongo que no me había hecho una idea de Marbella más allá de los yates y los temas políticos de corrupción así que fue una grata sorpresa encontrarme un casco histórico precioso, lleno de callejones y escondites blancos con mucho encanto.
Pujerra, uno de los pueblos blancos
Camino a Ronda, quisimos conocer Pujerra, uno de los pequeños de los pueblos blancos de Málaga, y nos encontramos allí con las fiestas del pueblo. ¡Qué cantidad de gente en tan poco espacio! Las callecitas del pueblo estaban abarrotadas y el acceso al mismo también.
Dejamos el coche en la ruta, paseamos por la feria artesanal montada para la ocasión, compramos un par de quesos y seguimos ruta.
Ronda, un pueblo precioso
Llegar a Ronda y aparcar a pocos metros de la plaza fue la suerte del día. A pesar de que parecía no caber un alma más en las terrazas de los bares, encontramos nuestro hueco y pudimos comer frente a la Iglesia del pueblo.
Ronda es un pueblo hermoso salpicado de casitas blancas, rincones con magia y secretos que no te dejarán indiferente: un mirador hacia la sierra, un puente de piedra gigante al que asomarse da vértigo, unos jardines dentro de un sitio llamado la Casa del Rey Moro que además tiene una mina que acaba a la orilla del río Tajo.
Frigiliana, otro pueblo que nos sorprendió
Si Ronda nos encantó, Frigiliana no se quedó atrás. Se trata de un pueblo que está al pie del Parque Natural Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama y cómo no, es totalmente blanco. Sus callecitas de casas blancas, macetas azules y puertas de cuento de hadas enamoran. Y una de las partes más bonitas es su mirador, una especie de balcón terraza donde disfrutar de un descansito mirando el paisaje.
Nerja, un lugar de buen comer
Cerca de Frigiliana, hacia la costa, se encuentra el pueblo de Nerja, donde disfrutamos de unas tapitas en un bar con barriles gigantes como mesas. Había oído hablar de Nerja como un lugar de veraneo pero no me imaginaba que tenía tan bonito ambiente: gente paseando, disfrutando del sol en las terrazas, en la playa, y en el Balcón de Europa, desde donde se ve el mar en toda su extensión.
Málaga ciudad
Nuestro viaje por la provincia continuó por su capital: Málaga, una ciudad muy bonita a pesar de no tener esos rincones blancos a los que ya nos estábamos acostumbrando. Lo que más nos gustó fue la zona de la Alcazaba, una fortificación palaciega de la época en que los musulmanes habitaron España, construida sobre una antigua fortificación fenicia.
Si quieres acceder a la Alcazaba árabe y al teatro romano con una visita guiada por Málaga, puedes reservarla aquí.
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Antequera, otro pueblo de casitas blancas
La última parada, en el cuarto día de viaje, el de regreso a Madrid, fue Antequera, un pueblo precioso, con sus casitas blancas, escaleras de piedra de cuento, una iglesia antigua, termas del siglo I y un mirador con vistas al pueblo que me dejó boquiabierta.
Nos encantó visitar Málaga en 4 días y recorrer los alrededores. La verdad es que nos encantaría volver y hacer más rutas, así que si conocen otras zonas que ver cercanas no duden en dejarnos su comentario. ¡Hasta la próxima Málaga!
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