Vietnam es un país que no deja de sorprenderme. Esta vez, Hoi An, es la culpable. Con sus hermosas playas, el río, los mercados, el puente japonés, sus sitios de comida a la luz de las velas, Hoi An es la joya de Vietnam.
Antes de llegar a Hoi An sabía poco de ella, no sabía si era grande o pequeña, si era caótica o tranquila, no sabía cómo sería su gente ni cómo recorreríamos la ciudad. Mi referencia sobre la ciudad era: hacen ropa a medida y hay cinco edificios chinos que visitar.
La playa fue la primera sorpresa. Llegamos a las playas de Hoi An en una bici que te dan gratis en el hotel. Pedaleamos por más de 2 km atravesando prados verdes y el río bañado de barcas por un lado y de redes de pesca por el otro. La playa estaba desolada y el mar tranquilo. Perfecta combinación para un buen baño de relax.
Después de un rato, volvimos a las bicis y avanzamos por la calle de la playa para ir más allá. En el camino, nos encontramos con vietnamitas que nos ofrecen parking gratis en la playa. Puede parecer pura amabilidad pero la idea es que estaciones gratis la bicicleta, te acuestes gratis bajo una sombrilla, y consumas algo de su restaurante.
Estar quieta en la playa no es de los grandes placeres de mi vida, me inquieto y quiero ver cosas así que después de un buen baño me fui a caminar. Me encontré con esos botecitos que los locales usan para salir a pescar y me parecieron caracoles o caparazones de tortuga dados vuelta. Son muy graciosos. También me encontré una pareja de australianos mayores con los que estuve un rato compartiendo experiencias.
A mi vuelta, descansamos un ratito y nos fuimos a recorrer la ciudad con la bicicleta. Si hay algo que me encanta es callejar, dar vueltas a la ciudad y sentir como vibra, cómo vive su gente. Vimos gente pescando, paseando en bote por el río, trabajando la piel, la tela de las lámparas, vendiendo trajes a medida, rezando en pagodas, circulando en moto, bicicleta o caminando. Vimos una ciudad en movimiento y que derrocha belleza. Esa es para mi Hoi An.
Mujer cociendo la tela de las lámparas, Hoi An, Vietnam, 2015
El casco histórico de Hoi An es Patrimonio cultural de la Humanidad y está muy bien conservado. Pagando una entrada de 120.000 dongs (unos 5 dólares americanos aprox.) se puede acceder a cinco edificios históricos a elección. Nosotras entramos en una casa vietnamita antigua que no es gran cosa pero es curiosa; en el puente japonés que merece más la pena por fuera y dos templos que me gustaron mucho pero son más de lo que venimos viendo en otros templos y pagodas de Vietnam. De todas formas, vale le pena verlos. Nos sobró un ticket para mañana. Decidimos seguir paseando por la ciudad y perdernos entre el bullicio del mercado.
En el mercado encontré una señora que me ofreció hacerme zapatos a medida. En Hoi An hacen mil cosas a medida. Como yo tengo algunos problemas para conseguir zapatos de mi gusto y talla, me encargué dos. Bueno, bonito y barato. Y hoy yendo al mercado sola caminando por las callecitas buscando el local de la señora para probarme los zapatos y hacerle los retoques que hicieran falta, me daba la risa. Pero no soy la única que se encarga ropa a medida en esta ciudad.
La noche de Hoi An
Otra sorpresa enorme fue la noche de Hoi An. La ciudad se apaga y se encienden las velas y lámparas de tela. El río queda completamente iluminado por las velas de locales y turistas. Desde algunas tiendas, las lámparas también aportan algo de luz. El puente japonés iluminado le da el retoque final a semejante belleza nocturna. La gente camina de un lado al otro, tranquila, disfrutando de la ciudad, del buen ambiente y de sus terrazas al aire libre. Se siente tan pero tan bien en esta ciudad.
Que bonito es todo, te voy siguiendo a todos los lugares que vas y parece como si yo los visitara, espero que encuentres tu yo interior y que lo disfrutes mucho, gracias por todo lo que nos das, te quiero mucho.
¡Gracias por tan lindas palabras, Pa! Me alegra que me vayas siguiendo en este viaje y que viajes conmigo a través del relato. Creo que voy encontrándome a mi misma y descubriendo qué es lo que quiero de esta vida. Gracias a ustedes por estar ahí siempre. Los amo!